Ediciones B
6ª edición: 2016
344 páginas
Sinopsis:
Un gran acontecimiento editorial: por primera vez la edición integral de 13, Rue del Percebe. Las 342 páginas que Francisco Ibáñez realizó para su mítica serie.
Antes de que se publicara el cómic inacabado de Mortadelo y Filemón, incluso antes de saber que se publicaría, sabía que para el punto de libro de autor fallecido en el último año iba a leer este integral de Rue del Percebe, después de tenerlo unos 8 años en mi estante, sabía que ya le tocaba.
13, Rue del Percebe era una de mis historietas favoritas de niña, junto a Zipi y Zape, por eso decidí comprarme esta edición, con toda la ilusión del mundo y, aunque la sensacional general es muy buena (sigue siendo una de las mejores historietas del mundo), tengo sentimientos encontrados y algunas cosas no me han gustado o, más bien dicho, me han decepcionado. Me explico:
No quiero menospreciar, para nada, el talento e ingenio de Ibáñez, pero una de las cosas que me han chocado es que se repiten los chistes. Lo sé, Ibáñez no era infalible, pero no solo se repiten los chistes, si no, incluso, la viñeta tal cual. Y tampoco es que se repitieran de mucho en mucho, si no que a las cuatro tiras, ya volvía a aparecer. Ésa es una de las pegas de leerlo todo seguido, que los recuerdas. Y también entiendo que la tira se publicaba semanalmente, por lo que cuando se repetía un chiste ya había pasado un mes, pero, aún así, me parece poco tiempo. Puede que me haya vuelto más exigente con la edad...
Quitando eso, las tiras son muy divertidas y vale la pena ir leyéndolas, aunque recomiendo que de tanto en tanto para no tener la experiencia de déja vu. El leerlas por orden, también me ha servido para ver la evolución de ciertos personajes, un par o tres, realmente, porque los demás se mantienen fieles a su estilo, y por personajes no me refiero solo a los que viven en los diferentes pisos. Haciendo un repaso, de arriba a abajo:
-Un moroso que vive en la buhardilla con su gato (que no sabemos cómo alimentaba) y que se las ingenia para no pagar, aunque no siempre le sale bien.
-El ratón que tortura día sí y día también al gato en el terrado del edificio.
-El ladrón que trae de todo, hasta gente, a casa, sin saber cómo lo ha subido por la escalera, con la complicidad de su mujer.
-La muchacha que trae pretendientes a casa y sus hermanos pequeños les hacen las más horribles trastadas. Con el tiempo, la muchacha ya no aparece (quizá ya se casó), pero los pequeños siguen siendo la pesadilla de su madre y de los visitantes.
-La araña que vive en el hueco de la escalera que en cada tira aparece con un look distinto.
-La anciana que adopta todo tipo de animales y que algunos ni la soportan.
-El inventor y fabricante de monstruos que un día se muda porque el piso le es insuficiente para el monstruo que tiene previsto crear. Durante un tiempo el piso se muestra a distintos posibles inquilinos, hasta que llega un sastre con unos métodos algo sospechosos...
-El veterinario que más que curar hace estropicios con los pobres animales.
-La arrendataria que llena el piso de realquilados, pero llenar en sentido literal.
-El tendero que estafa a sus clientas, aunque le hayan cerrado varias veces el negocio.
-La portera encargada de la limpieza y mantenimiento del edificio, aunque no se le dé demasiado bien con respecto al ascensor... También es la que muestra el piso vacío del segundo.
-El mismo ascensor, que siempre está averiado, y se apañan diferentes alternativas, a cada cual más rocambolesca.
-El hombre que vive en la alcantarilla de enfrente que le ha alquilado la vecina del primero y que primero se llama "Don Topo" y luego ya se llama "Don Hurón".
-Una pareja recién casada que se pasa por el edificio en varias ocasiones y en diferentes épocas para preguntar si hay algún piso libre para entrar a vivir. Y sí, esto ocurre bastante antes de que se mude el científico.
-Nuestro querido Rompetechos, que de un tiempo al final, visita con frecuencia el edificio, además de alguna aparición estelar de Mortadelo.
-El mismo edificio que, en ocasiones, se ve involucrado en más de un aprieto.
Una cosa que me ha sorprendido es que las historietas se publicaron en los años 60. Yo las leí a finales de los 80 y principios de los 90 y creo que a día de hoy siguen vigentes, pocas cosas han envejecido mal.
Y pasando ya a otra de las cosas que me han decepcionado un poco es la edición. Lo mismo, en general está muy bien: las historietas son a todo color, con un tamaño más grande que el tebeo que permite leerlo mejor y el papel es grueso, de muy buen gramaje, y de tapa dura con lomo de tela. Pero tiene, para mí, dos contras: el libro es enorme y pesa muchísimo, lo que dificulta la lectura a no ser que estés en una mesa. Y que no hay ni un escueto prólogo, ni anotaciones, ni explicación, ni ambientación, ni presentación ni nada de nada. Te sueltan ya las historietas desde el principio y sólo en la primera hay un pie de página que indica que fue la primera página de 13, Rue del Percebe que se publicó en la revista Tío Vivo el 6/3/1961. Al final de todo hay un índice que indica el número suponemos de la revista en que se publicó y algunos número especiales como el de Navidad y el extra de verano. Pero, lo dicho, todo ello sin contextualizar. Habría sido de agradecer una pequeña explicación del nacimiento de la historieta, de la editorial o de algo que indicara y diera sentido a esta comunidad de vecinos.
Aún así, pese a todo lo "malo" que tiene, no puedo dejar de recomendar al gran Ibáñez, que gustará a grandes y pequeños y que siempre, siempre nos arrancará más de una carcajada.