DeBolsillo
Noviembre de 2010
412 páginas
Última palabra: vivir.
Velocirepte 2018
Sinopsis:
Famosa por sus estudios del mundo de los primates y por sus numerosos ensayos sobre el comportamiento animal, Jane Goodall hace un alto en el camino para escribir un libro que denuncia a las grandes multinacionales dedicadas a la alimentación y nos proporciona unos consejos prácticos para reeducar nuestro cuerpo.
Goodall habla aquí de la modificación genética de los alimentos, de la obesidad infantil, de la contaminación de los mares, de enfermedades que viven a la sombra de los intereses de las grandes multinacionales, del respeto a la naturaleza y del cuidado de las necesidades reales de nuestro cuerpo. Y, tras el análisis, propone una vía de acción en nuestro día a día: frente a la comida preparada, alimentos biológicos, que son más caros pero nos ahorran muchas enfermedades; frente al despilfarro esnob de los restaurantes de moda, una frugalidad bien entendida, que sabe apreciar el sabor de un tomate cultivado sin aditivos, y un pequeño esfuerzo cada mañana para no usar más agua de la necesaria para el aseo.
Con palabras claras y contundentes, Goodall nos recuerda lo que deberíamos saber: que la Tierra es cosa de todos.
Me apetecía leer algo distinto y me encuentro en un momento que esta temática de la alimentación y el medio ambiente me interesa mucho. Aunque han pasado 13 años desde que se escribió (2005) y que la mayoría de lo que explica el libro está ambientado en Estados Unidos y Reino Unido, encuentro que todo es aplicable a hoy en día, sino más agravado incluso.
Escrito de una manera muy entendible y agradable, nada farragosa, te abre los ojos a la realidad que nos ocultan la publicidad, las empresas y otros altos cargos sobre lo que comemos y cómo se trata al medio ambiente, de manera invasiva y explotadora, acabando poco a poco e imparablemente con los recursos naturales de que disponemos, a no ser que le demos la vuelta a nuestra manera de producir y consumir. Hace poco leí que algunos países ya sufren la escasez de agua, por lo que el tiempo apremia.
Es un libro que me ha gustado mucho y me ha parecido muy interesante, lo recomendaría encarecidamente para que la gente almenos reflexione sobre sus hábitos y, entonces, tome una decisión acerca de su comportamiento en el futuro.
Ha sido una lectura amena e interesante, pero no puedo decir que me haya enseñado mucho. Como ya comenta Marmota, el libro se escribió hace 13 años, y ya hace casi 20 que yo soy vegetariana. Por tanto, llevo todo ese tiempo leyendo e informándome sobre la deforestación, la explotación de la tierra y los animales, la expoliación de los océanos, los transgénicos, las gallinas de batería, los hígados de las ocas, los mataderos... De modo que el libro de Goodall no me ha enseñado nada nuevo; como mucho, me ha recordado que, a pesar de algunas iniciativas positivas y loables, poco ha cambiado desde que decidí ser vegetariana.
ResponderEliminarSin embargo, como libro divulgativo para los que no son vegetarianos, o para quienes se están plantando serlo es estupendo: claro, objetivo y ameno. La autora introduce muchas anécdotas y experiencias personales pero no se inventa datos, y anima a realizar cambios sin imponerlos. Invita a la reflexión, y eso por sí solo ya es un paso para mejorar.