Ediciones SM, colección El Barco de Vapor
Diciembre 1991
124 páginas
Última palabra: no.
Sinopsis:
Lena es feliz cuando sus padres la obedecen. Pero eso ocurre muy pocas veces. Lo normal es que le lleven la contraria. Si ella quiere ir a la playa, ellos prefieren viajar a la montaña. Si ella pide otro helado, ellos le dicen que ya ha comido bastantes...
Reto El Barco de Vapor
¡Retomamos el juego de los encadenados!
Novela fácil de adoctrinamiento encubierto en una historia de fantasía. Me gusta la moraleja y cómo se ha relatado, pero hay algunas partes que me han chirriado un poco.
Sin hacer spoilers, Lena es una niña que quiere que se haga siempre lo que ella dice y quiere. Conseguirá un método para que eso se cumpla, pero, como toda acción, tiene unas consecuencias y en este caso pueden llegar a ser terribles. Tendrá que tomar decisiones y aprenderá a que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos.
Michael Ende me gusta mucho y aunque sus libros están repletos de fantasía, lo que he leído de él tiene un cierto sentido lógico. Esto es lo que me ha chirriado de este libro, escenas fantásticas propias de un sueño, sin pies ni cabeza y sin ninguna conexión con la realidad.
También me ha gustado mucho la resolución final del problema, precisamente por esos datos reales que aporta, por lo que no solo nos divertimos con la historia sino que aprendemos algo sin darnos apenas cuenta.
Las ilustraciones de Jindra Capek que acompañan a esta edición son concordantes a lo que ocurre en el texto, pero no me gustan nada las caras humanas que dibuja, me resultan desagradables a la vista.
En general, es una novela que distrae, que se hará amena a los niños y sentirán cierta empatía por Lena y se alegrarán con las situaciones vividas por los padres. Esperemos que también se les inculque la moraleja.
Próximo libro del juego:
ResponderEliminar-El secreto del Padre Brown
El cuento tiene una clásica estructura de historia moralizante que va "de utopía a pesadilla": un personaje consigue lo que más desea, y durante un tiempo está completamente feliz y satisfecho, hasta que se da cuenta de que la consecución de ese deseo conllevaba unas consecuencias que ni se había imaginado, y acaba queriendo desesperadamente volver a su situación anterior, aunque pierda los beneficios que había logrado. En este caso se trata de una niña pequeña, por lo que es más comprensible que no mida las consecuencias de conseguir lo que quiere.
ResponderEliminarMichael Ende siempre tuvo una gran capacidad para entender el modo de pensar y de expresarse de los niños. Lena debe de tener unos seis años (se dice al principio que aún no lee muy bien) y se comporta como corresponde a una niña de su edad, sobre todo en lo que concierne a no ver más allá de sus deseos inmediatos. Sus pensamientos, sus decisiones y sus interacciones con sus padres y con un compañero de clase, son espontáneos y creíbles. Algo que me ha gustado mucho de este cuento es que los elementos mágicos no la libran de tener que asumir las consecuencias de sus actos, mientras que en otros cuentos aparece lo sobrenatural precisamente para suplir las carencias y defectos del héroe.
Por otra parte, los personajes mágicos de Ende son siempre inolvidables. La advertencia que da el que aparece en este cuento sobre el precio de su ayuda es escalofriante, y un adulto se lo habría pensado dos veces antes de aceptarla. Pero en este caso, lo que interesa precisamente es que Lena la acepte y logre su deseo, con todo lo que venga detrás.
El tema del cuento no es original; el peligro subyacente de conseguir deseos insensatos se ha analizado desde la antigüedad (sobre todo cuando había dioses por en medio que explotaban un vacío legal en el deseo en cuestión). El rey Midas o la Sibila de Cumas son claros ejemplos de que hay que tener mucho cuidado con lo que uno desea. "Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas", dijo Santa Teresa de Jesús, y "En este mundo sólo hay dos tragedias: una es no conseguir lo que deseas y la otra conseguirlo", corroboró Oscar Wilde. No viene mal que los niños se inicien la prudencia con un cuento mucho más amable.
Está claro que la base de la historia no es nueva, creo que pocas cosas originales quedan por inventar, pero considero que Ende la sabe redactar y hacer una historia. Como digo, solo me sobran los escenarios oníricos.
EliminarLo primero que he de decir al respecto es que este comentario sí llevará algún que otro SPOILER, para no pillar a nadie por sorpresa.
ResponderEliminarEl cuento no me ha gustado. Y no es porque sea un cuento para niños pequeños, ya que ese es un tipo de literatura que consumo habitualmente.
La historia ya la conocía. No esta versión concreta, sino su base. He visto la misma historia contada de diferente forma en capítulos de series como “La Dimensión Desconocida” o “Mas allá del límite”, en comics como “Historias de la cripta” o “Creepy”, y como ya se ha comentado, en cuentos muy anteriores a este, como el del Rey Midas. Es la historia de un deseo que una vez cumplido revela ser una maldición en lugar de una bendición.
El detalle del distinto precio del efecto deseado y su contraefecto es muy típico también: el elixir para hacer que esa persona especial se enamore locamente de ti, diez dólares. El antídoto para te olvide una vez se ha vuelto obsesivamente controladora, diez mil. Lo mismo ocurre con los narcotraficantes. La primera dosis es gratis, porque una vez enganchado, les darás literalmente lo que te pidan por las siguientes.
El final no me cuadra. Se reitera mucho que no se puede engañar a la magia una vez adquirida. Que, si los terrones de azúcar mágicos son lanzados a la basura o incluso disueltos en el mar en vez de consumidos, aparecerán una y otra vez hasta que alguien los consuma, ya sea voluntaria o accidentalmente. Pero en cambio, que la solución que se dé al final sea tan simple como esperar un par de días a que el organismo procese ese azúcar, contradice lo que se ha indicado antes, que el efecto del azúcar duraría para siempre.
La idea de un objeto tan sumamente mágico que no puedes destruirlo ni engañarlo, pero que a la vez está totalmente sujeto a las leyes físicas y naturales, me ha parecido una solución muy simple, que además libra a la protagonista de la necesidad de afrontar las consecuencias de sus actos.
Vale que es un relato muy breve, y tiene que ser sencillo para que los niños lo entiendan, pero creo que da el mensaje equivocado. Por mucho que Lena abusa de sus padres gracias a ese poder que ha adquirido sobre ellos, estos en todo momento se preocupan por ella, intentan ayudarla, le perdonan todo, y buscan la forma de que no sufra ninguna consecuencia por sus actos. Y habrá niños que es eso lo que entenderán del cuento, que hagan lo que hagan, sus padres se lo van a perdonar.
Con SPOILERS:
Eliminar-No recuerdo que se diga que el efecto del azúcar dure para siempre. Sólo que alguien debe consumirlos, que no se pueden destruir.
-También pensé en que los padres se lo toman bastante bien cuando yo me subiría por las paredes, pero imagino que caen en la cuenta que si se enfadan, la regañan y se quejan irán menguando cada vez más y deben morderse la lengua. Por otro lado, no dejan de ser sus padres e imagino que si le pasa algo a tu hijo te preocupas por él aunque estés enfadado.
Eso no quita que después les castigues o des un escarmiento, que no sabemos si es lo que piensan hacer los padres, porque al revertir el hechizo ellos no recuerdan nada de lo que han pasado.
-Esa sensación que describes de que los niños entenderán que pueden manipular a sus padres y no recibir consecuencias la noté más en "Las aventuras de Pinocho" de Carlo Collodi, reseñado en este blog.
Aquí considero que se llega a un entendimiento y a un equilibrio entre las dos partes.
##SPOILERS##
EliminarEs como yo interpreto esta frase, en la segunda consulta:
-A no ser –repitió Francisca Interrogaciones- que tú jamás les llevaras la contraria. Entonces, naturalmente, tampoco te pasaría nada. Así de sencillo.
"Jamás" es un término absoluto. No le dice "durante un tiempo" o "mientras dure el efecto". Puede que le esté mintiendo para meterle miedo, pero también recalca que a ella le da igual la decisión que tome. Yo lo he leído en un PDF y puede que la traducción no sea la misma que la de la versión que has leído tú. A veces que un traductor escoja una palabra u otra similar puede cambiarle el sentido a una frase.
Claramente he leído otra edición porque en mi caso el hada creo recordar que se llamaba Concepción Interrogación o algo así.
EliminarPor curiosidad lo miraré en el libro, que está en la biblio.