22/03/2020
La chica que leía en el metro de Christine Féret-Fleury
Penguin Random House Grupo Editorial. Debolsillo.
Enero 2018
266 páginas
Última palabra: metro.
Sinopsis:
Si te gusta leer en la bañera o por encima de la espalda de tu vecino; dejar el libro en un vagón del metro u ofrecerlo a tu mejor amigo; compartir tus lecturas en familia o con tu pareja; si coleccionas puntos de libro, ejemplares únicos o no te pierdes nunca las últimas novedades... este libro es para ti.
Juliette toma el metro todos los días a la misma hora. Y lo que más disfruta del trayecto es observar a aquellos que leen a su alrededor. La vieja dama, el bibliófilo de rarezas, el estudiante de matemáticas, la joven muchacha que llora en la página 247. Juliette los mira con curiosidad y ternura, como si sus lecturas, sus pasiones, la diversidad de sus vidas pudiesen dar color a la suya, monótona y previsible.
Sin embargo, un día decide bajar dos estaciones antes de lo habitual, tomar un nuevo camino para ir a trabajar, sin saber que su vida estará a un solo paso de cambiar para siempre.
Éste libro me lo leí a continuación de El llibre de la senyoreta Buncle y, aunque no me disgustó, creo que no lo llegué a entender o no me llegó tanto, viniendo como venía de extasiada con el libro de Stevenson.
La portada y la sinopsis me engancharon a la primera (¿un libro que habla de libros? Lo mismo me pasó con el anterior, de hecho los cogí en préstamo a la vez) por lo que me moría de ganas de leerlo.
Como ya he dicho, lo leí a continuación del de Stevenson y esperaba encontrar más amor por los libros. No me malinterpretéis, el libro desborda amor por los libros, pero, no sé, me faltó algo, me dejó como a medias.
La historia es muy bonita, muestra dedicación máxima a los libros, saber que siempre hay un libro concreto para una persona concreta, cómo influyen los libros en nuestra vida y cómo puede cambiar todo de un día para otro por tomar una decisión a veces tan trivial como bajar antes del metro.
Entre las páginas nos encontramos ilustraciones que reflejan una frase destacada o una situación remarcada, acompañadas de la frase a la que hacen referencia. Las ilustraciones de Nuria Díaz son sencillas, pero cálidas y con los detalles necesarios para construir una escena.
Un libro que da buen rollo, deja una buena sensación al leerlo, pero quizá para mí no fue el momento ideal para leerlo y disfrutarlo al máximo.
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