Editorial Everest
6ª edición
142 páginas
Última palabra: años.
Sinopsis:
Un violín debe ser tocado por lo menos una vez cada cincuenta y siete años, si no su espíritu desaparece. Victoria y su abuela, una cantante de ópera, tendrán que superar sus temores y trabajar en equipo para hacer que el famoso violinista Niccolo Paganini pueda ayudar a tres simpáticos espíritus de violín cuya existencia está a punto de expirar.
Toda una sorpresa haber encontrado este libro en los estantes de mi biblioteca y que además me sirviera para completar el punto en el que la música sea lo más importante. Si los espíritus de unos violines no son importantes, ya me diréis qué lo es.
No solo es un libro de fantasía sino que se dan muchos datos interesantes del mundo de la música y de los violines y violinistas en concreto y es una auténtica aventura a contrarreloj que mantiene la atención en todo momento.
También se extraen de su lectura buenos valores como el ayudarse mutuamente, el perdonarse, reconocer las equivocaciones y el vencer la timidez y los propios miedos.
Los dibujos van a cargo de Sandro Natalini y siento cosas opuestas según la ilustración. Los trazos son sencillos y de colores planos y en general no están mal, pero hay algunos que no sé si es por la perspectiva o qué, pero me parecen horribles... En la portada misma, por ejemplo, Victoria, la protagonista niña rubia de gafas, no sale muy favorecida que digamos...
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