04/08/2015

Un rey sin diversión de Jean Giono


Impedimenta
Septiembre de 2011
216 páginas

Sinopsis:
En el invierno de 1843, la región de Trièves, en la Provenza, permanece sepultada bajo la nieve. En un pequeño pueblo de la comarca empiezan a producirse una serie de misteriosos sucesos: una muchacha desaparece; un joven es atacado; un cerdo mutilado. La primavera llega cargada de cadáveres. Los lugareños, atemorizados, deciden recurrir a los gendarmes, y estos llegan al pueblo capitaneados por un enigmático individuo, Langlois, que pronto se revelará capaz de llevar a cabo los actos más monstruosos y crueles, y también los más compasivos. Un rey sin diversión es un relato hipnótico, oscuro, sensual, provocativo, que constituye un canto a la naturaleza en su dimensión más salvaje, que es también la más hermosa.

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No he entendido nada. Otro libro "mentiroso" que añadir a mi lista. Mentiroso porque parece un thriller sobre asesinos y no es nada de eso. Aunque debo reconocer que no me ha disgustado del todo, pero es una novela que cuenta mucho sin llegar a decir a nada.
Es un libro difícil de interpretar porque deja muchas cosas a medias, no da explicaciones del por qué ocurren. 
Eso no quita que la lectura te enganche y consiga arrastrarte hasta ese pueblecito y te veas envuelto de nieve, de frío, de las casitas y del Café de la Carretera. Pero para mí no es suficiente, necesito saber más.
Una curiosidad del libro es que tiene bastantes narradores en diferentes tiempos y aunque al principio cuesta saber quién cuenta qué, se coge rápido el hilo. Éstos diferentes tiempos se corresponden a tres partes del libro (¿se podría decir que cuatro? El episodio de la bordadora...) que parecen independientes entre sí, pero que tienen un nexo en común, Langlois, el protagonista, ese ser misterioso, del que me gusta mucho la interpretación que ha hecho mi amiga al respecto.
Este libro es el primero de una serie de Crónicas que, lo siento, pero no voy a leer.


1 comentario:

  1. Si no supiera que se trata de una novela completa, habría dicho que este libro es un borrador, un conjunto de capítulos sueltos e incoherentes escritos con el propósito de salvaguardar las imágenes mientras se redacta el hilo conductor. No solo al terminar de leerlo, sino desde más o menos la mitad, he ido teniendo esa sensación de estar leyendo algo inacabado, que avanzaba a saltos, según el autor iba encontrando una idea u otra que le interesara desarrollar, aunque luego la dejara a medias.
    La novela, así pues, cuenta de tres tramas argumentales, las cuales, a pesar de tener un final, parecen abandonadas, como acabadas de cualquier modo. Las tres tienen como protagonista al inspector Langlois, y se centran en tres épocas sucesivas de su vida: su etapa de gendarme, que persigue a un asesino en serie; su etapa de montero, que lleva a cabo la cacería de un lobo; y su etapa de marido y vecino, que se instala en la pequeña aldea que ha sido escenario de sus anteriores aventuras para llevar una vida anodina y apacible. Testigos y narradores son otros paisanos del pueblo, que reconstruyen la historia de Langlois a partir de lo que ellos han presenciado.
    Las tres historias en conjunto intentan contar el desencanto vital de Langlois. Mi impresión es que se considera a sí mismo un hombre destinado a llevar a cabo grandes hazañas, a vivir emociones y peligros, y sin embargo se ve abocado a una existencia mediocre como gendarme de París. La investigación del asesino en serie le brinda una oportunidad de aventura que muy pronto se ve frustrada; la caza del animal le satisface tan poco como lo hizo la del hombre; y cuando finalmente se resigna a acabar sus días humilde y tranquilamente como amante esposo y respetado vecino, se da cuenta de que no podrá soportar esa vida.
    El libro, en general, no me ha gustado. Tiene algunos pasajes apreciables, pero las partes descriptivas son aburridas y las narrativas no llevan a ninguna parte. Me resultaba decepcionante estar leyendo, leyendo, con la impresión de dar vueltas para terminar de forma abrupta o que simplemente no pasara nada. Hay que ser un escritor muy bueno para poder hacer juegos narrativos, y en mi opinión Jean Giono no lo es, en absoluto. Una estructura sencilla y eficaz de planteamiento, nudo y desenlace habría dado una novela mucho más interesante. Como experimento no merece la pena.

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