Título original: The Spellshop
Umbriel Editores
1ª edición: abril 2025
411 páginas
Última palabra: casa.
Sinopsis:
Un bucólico cuento repleto de libros de hechizos robados, amistades inesperadas, azucaradas mermeladas y amores todavía más dulces.
A Kiela siempre le ha costado relacionarse con las personas. Por suerte, como bibliotecaria en la Gran Biblioteca de Alyssium, se ha pasado la última década recluida entre los libros de hechizos más preciados del imperio, preservando su magia para la élite de la ciudad.
Cuando estalla una revolución y la biblioteca se incendia, Kiela huye acompañada de su ayudante Caz, una planta mágica sintiente, y con todos los libros de hechizos que son capaces de cargar. Su destino es una isla remota que jamás pensó que volvería a ver: el hogar de su infancia. Tras refugiarse en la casa de sus recuerdos, descubre que su vecino es un chismoso (muy atractivo) que no capta las indirectas y que se empecina en visitarla día tras día para asegurarse de que tenga comida y ayudarla a arreglar su nuevo hogar.
Desesperada por generar ingresos, Kiela descubre algo que ni siquiera la panadería del pueblo puede ofrecer: mermelada. Con la ayuda de un antiguo recetario de sus padres y un poco de magia, el jardín de la casa no tarda en ser invadido por arbustos cargados de bayas maduras.
Pero la magia puede servir para algo más que endulzar la vida, así que Kiela decide correr el riesgo que le puede suponer el uso de hechizos y abre la primera tienda de hechizos clandestina.
Como un cuento de hadas lleno de criaturas mágicas y avivado con bollitos de canela, La tienda de hechizos te curará el corazón y alimentará tu alma.
Una novela del nuevo género que está tan de moda actualmente, el cozy fantasy. He tenido que hacerle un huequito entre mis lecturas actuales porque lo tenía reservado en la biblioteca y no podía posponerlo y no me arrepiento, porque últimamente me apetece leer cosas así, agradables, bonitas y de buen rollo. Quizá estoy más ñoña en esta época, pero es lo que me pide el cuerpo (aunque ya sabéis que leo de todo). Además, si habla de libros, pues obviamente que me interesa.
La protagonista es una bibliotecaria y aunque no me puedo ver reflejada en ella al 100%, sí que comparto muchos de los pensamientos y sentimientos que tiene hacia los libros; de hecho, he sacado un montón de frases bonitas de la historia.
Me ha sobrado la parte romántica, aunque hay que admitir que no es mucha ni demasiado empalagosa, pero puedo entender que es necesaria para la historia y para la evolución del personaje de Kiela.
Está llena de personajes mágicos y fantásticos, cada uno con una personalidad bien definida, remarcando, como no, a Caz, la planta sintiente, que para mí es el mejor de todos.
Si este verano queréis leer algo ligero (porque aunque sean 400 páginas y con letra pequeña, su escritura te envuelve y te anima a seguir leyendo) y nada sesudo, os recomiendo que paséis por la tienda de Kiela.