24/09/2020

Los crímenes de la viuda roja de Carter Dickson


Diario El País S.L.
2004
221 páginas
Última palabra: solteros.

Sinopsis:
«¿Cree usted -había dicho sin preámbulo-, que una habitación puede matar?». Esta pregunta, viniendo de Sir George Anstruther, hombre consagrado a la ciencia y director del Museo Británico, le parece al doctor Tairlaine el preludio de un razonamiento filosófico. Pero luego, ya metido en la aventura, sabe de la existencia de un testamento que prohíbe abrir una estancia, cerrada desde la muerte de un antepasado, a riesgo de perder la herencia.

Un libro que me ha recordado a una mezcla entre Agatha Christie y G.K. Chesterton. Un misterio que parece irresoluble (como los de Christie) y un investigador que deja las frases a medias (como el Padre Brown de Chesterton) lo que hace que cueste entender y seguir la historia. Sí, Poirot se guarda información (a veces, como ya hemos visto, información que no podemos sacar de la propia lectura del libro), pero no te corta la frase ni se anda por las ramas a la hora de explicar como hacía el Padre Brown.
Es un misterio del tipo cuarto cerrado, una persona que pase dos horas en esa habitación cerrada a cal y canto y con "vigilantes" en la puerta morirá. Hay que saber cómo y por qué.
A medida que leía el libro lo visualizaba en mi cabeza como si fuera una obra de teatro: casi un único escenario (el comedor que queda enfrente de la habitación cerrada y la habitación propiamente dicha) a lo largo de la historia. Creo que si fuera una obra de teatro y la "simplificaran" un poco llegaría más a los lectores. Por simplificar me refiero a la prosa, quiere dar muchos detalles (poniendo énfasis en palabras escribiéndolas en cursiva tipo "no había nadie más") y muchas vueltas a las cosas, lo que, como ya he dicho, me ha costado seguir la historia.
No me ha desagradado, las novelas de misterio son mis favoritas, pero me ha resultado farragosa en algunos momentos.
H.M., el famoso investigador creado por Dickinson, se presenta aquí simplemente como un observador, puesto que la investigación per se la lleva Masters, un inspector de policía, y ese segundo plano de H.M. es el que me ha recordado a la figura del Padre Brown.
No sé si recomendar el libro, considero que no es para todo los públicos y que sólo aquellos seguidores de la novela policíaca o de misterio que les gusten muchos sospechosos, pruebas y casos imposibles de resolver disfrutarán del mismo.

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