13/08/2017

Little bear Bongo de Sinclair Lewis y Las habichuelas mágicas de Anónimo / Las aventuras de Bongo y Mickey y las habichuelas mágicas de Disney


Reto Walt Disney: Clásico nº9

Little bear Bongo:
Es una fábula de Sinclair Lewis publicada en un número de la revista Cosmopolitan. Ha sido imposible encontrarla, por lo que sólo contamos con la versión de Disney que parece ser que es bastante fiel a la fábula ya que se trata de un cortometraje.
Al no poder comparar, comentaremos la película: harto de su vida en el circo, los instintos de Bongo aparecen y le ayudan a escapar. Acabará en un bosque donde tendrá que aprender a aclimatarse y donde encontrará el amor de una forma un tanto peculiar. Me recuerda mucho a "La llamada de lo salvaje" de Jack London. Un cambio de chip total para adaptarse a las nuevas situaciones de la vida.

Las habichuelas mágicas:
Debido a ser una fábula anónima, se encuentran múltiples versiones de la misma. He leído dos, ambas extraídas de páginas de Internet y entre ellas ya había diferencias.
Comparándolas con la película, lo primero que cambian es el protagonista. Se trataba del regreso de Mickey a la gran pantalla, así que tenía que hacerse por todo lo alto y convertirlo en el héroe. La madre de Jack (Mickey en la película) no aparece por ningún lado y es sustituida por Donald y Goofy que lo acompañarán en sus aventuras en lo alto de la planta. En la película sólo realizan un viaje al mundo del gigante (que no tiene pareja) y es para rescatar el arpa que fue previamente robada por el gigante, y la cual lleva la dicha al pueblo; mientras que en la fábula, el arpa es posesión del gigante y Jack se la roba para salir de la pobreza (junto a otros objetos).

7 comentarios:

  1. Ante la imposibilidad, como comenta Marta en su reseña, de encontrar Little bear Bongo tal como lo escribió Sinclair Lewis , he leído varias sinopsis del cuento original, y luego la versión íntegra de Disney. Es curioso cómo, en una historia tan breve y sencilla, el texto original y la adaptación defienden valores radicalmente distintos.

    Aparentemente, en la versión original, Bongo se separa accidentalmente de la tropa circense e intenta adaptarse a la vida salvaje, pero su domesticación como oso de circo ha dejado en él una impronta insalvable. Durante el año en que convive con los osos del bosque, se resiste a cazar para comer y a luchar con otros animales por territorio o supervivencia, y la joven osa de la que se enamora, Silver Ear, lo rechaza en favor de otro macho más fuerte y agresivo, Lump Jaw. Desencantado, Bongo abandona el bosque y, añorando la facilidad de su vida de estrella, los lujos y los aplausos, logra que lo acepten en otro circo. Allí recupera la vida que le gusta y conoce a una nueva compañera, una osa amaestrada y humanizada como él. El cuento original, por tanto, defiende la educación sobre los instintos, lo civilizado sobre lo salvaje, y especialmente, el conformismo sobre la iniciativa. Bongo es un oso de circo, y si pretende ser otra cosa terminará solo y desengañado, de modo que solo volverá a ser feliz si recupera un cómodo y convencional status quo.

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  2. La versión de Disney, por el contrario, muestra a un Bongo que desde el principio detesta su vida en el circo: se siente prisionero en una jaula de oro y desea ser libre. Él mismo fuerza los barrotes de su vagón hasta conseguir abrir la puerta y escapa del tren del circo hacia el bosque. Pronto conoce a la joven osa, llamada aquí Lullubelle, y se prenda inmediatamente de ella. El descafeinado típico de Disney evita a los niños el ver a Bongo matar peces y otros animales para comérselos: en el cuento, Lulubelle le muestra dónde conseguir miel y bayas, mientras que en la película el propio Bongo intenta pescar pero fracasa cómicamente. Su inicial ruptura con Lulubelle no se debe a que él sea cobarde e inadaptado, sino a que malinterpreta las costumbres de los osos salvajes, y no sabe que golpearse entre ellos es una muestra de cariño (impagable la escena final en que corre a buscar a Lulubelle y le pega una solemne bofetada, cosa que a ella le deleita). Siendo Disney, por supuesto, no podía faltar el enfrentamiento con el rival amoroso: Lump Jaw ataca a Bongo por "quitarle" a Lulubelle, luchan en lo alto de una cascada, caen, y por supuesto Bongo sale sano y salvo pero Lump Jack no, y todos los demás osos lo celebran. Así pues, en la versión de Disney, Bongo sí vuelve a una vida salvaje (aunque idealizada), y se queda en el bosque con Lulubelle y los demás osos.

    La película de Bongo, por sí misma, no es nada memorable, y no extraña que con el tiempo haya quedado olvidada. A pesar de su comportamiento inteligente y humanizado, los personajes no hablan y todo el cuento está narrado por una voz en off, lo que se acaba haciendo muy molesto. Las canciones, muy azucaradas y noñas, no tienen ningún atractivo por sí mismas. El corto tampoco aporta nada al diseño ni la animación: el fondo del bosque y los animales se reutilizan directamente de Bambi (excepto un par de ardillas que adelantan a Chip y Dale), y el fondo del río se toma de Pinocho.

    Algunas escenas, en fin, no soportan el paso del tiempo, como el enamoramiento de Bongo y Lulubelle (con osos-Cupido, paseos por las nubes, y muchos, muchos corazones), y sobre todo la canción que "explica" que, dentro del comportamiento de los osos, el golpearse es muestra de afecto, lo que conduce al ya mencionado bofetón que Bongo propina a Lulubelle y que ésta acepta extasiada para devolvérselo a continuación. También resulta incomprensible que el grupo de osos vitoree a Bongo como un héroe y celebre la horrible muerte de Lump Jack cuando no era un villano sino simplemente el rival de Bongo por Lulubelle.

    (Termina en el siguiente comentario).

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  3. Es una lástima no haber encontrado el cuento original de Sinclair Lewis para compararlo de modo fiable con la versión de Disney, porque llama la atención que el final feliz en los dos casos se deba a una actitud completamente opuesta: el sacar los pies fuera del tiesto, intentar vivir de un modo más auténtico, y terminar escarmentado volviendo a hacer lo que los demás esperan de ti (en la versión original) y romper con una vida cómoda pero insatisfactoria y conseguir la libertad y la independencia (en la versión de Disney).

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  4. AVISO: CONTIENE DESTRIPES.

    Para la parte de Jack/ Mickey y las habichuelas mágicas he leído tres versiones de finales del siglo XIX: la de Joseph Jacobs (1890), que se considera la más fiel a las versiones antiguas; la publicada por la editorial A.L. Burt Co. de Nueva York (también en la década de 1890) y que se conserva en la Biblioteca Universitaria de Cornell; y la recogida por Andrew Lang en The Red Fairy Book (1890). Estas dos últimas versiones son casi idénticas.

    Hay una diferencia fundamental entre la versión de Joseph Jacobs y las de la biblioteca de Cornell y la de Andrew Lang (y que han seguido todas adaptaciones siguientes): el discutible heroísmo de Jack. En las versiones antiguas, Jack sube al castillo del gigante, y después de que la esposa de éste lo trate con amabilidad, le dé comida y lo oculte para que su marido no lo atrape, Jack le roba un saco de oro. No contento con esto, vuelve y le roba también la famosa gallina (u oca) de los huevos de oro, que pone uno cada vez que se le ordena. Y una vez tiene la gallina - lo que significa varios años de un suministro diario de huevos de oro - todavía vuelve a robar más, mintiendo a la esposa del gigante acerca de los robos anteriores. Cuando en el tercer saqueo le roba el arpa que canta por sí sola, no cuenta con que el arpa no desea que la roben y mientras se la lleva se pone a gritar, despertando al gigante. El final es el mismo en todas las versiones: Jack llega abajo, corta la raíz de la planta con una sierra, y el gigante cae y se parte el cuello. Ninguna versión explica cómo el pueblo de Jack se deshace de un cadáver gigantesco que va a causar un serio problema de salud pública cuando comience a descomponerse.

    Al parecer, las versiones siguientes encontraron poco edificante que el protagonista de la historia pase progresivamente de ser un tontaina que cambia una vaca por unas habichuelas, a ser un ladrón de tesoros y un asesino en toda regla. Si nos atenemos a los hechos, el gigante, aunque esté deseando comerse un niño asado, no le ha causado nunca ningún daño a Jack, hasta que lo persigue, de modo totalmente legítimo, cuando le roba el arpa. De modo que estas versiones se sacan de la manga un personaje que cambia radicalmente las cosas: un hada a la que Jack encuentra nada más subir por la planta de habichuela, antes de entrar en el castillo del gigante. Esta hada le explica a Jack, muy oportunamente, que en realidad el castillo y todas las riquezas que contiene pertenecían a su padre, y que el gigante fue un día, mató a su padre y a los seis hermanos de Jack, y solo su madre y él, que era un bebé entonces, pudieron escapar. Suponemos que la madre de Jack nunca le ha contado esto porque no ve la manera de volver a su palacio de las nubes, o porque Jack es todavía muy joven para pensar en buscar venganza. El caso es que esto le viene genial a Jack, porque ahora el castillo y todo lo que contiene es suyo y el gigante le ha librado de repartir la herencia. La esposa del gigante también es malvada en estas versiones: no acoge y trata cariñosamente al muchacho, sino que lo retiene por la fuerza para que le haga las labores domésticas, y solo lo esconde de su marido para no perderlo como sirviente.

    (Sigue en otro comentario)

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  5. Así pues, en las versiones más tardías del cuento (y en todas las actuales) siempre se inventan algún motivo que convierte a Jack en un héroe y al gigante en el malo que merece ser castigado. La de Disney no iba a ser una excepción: el arpa que canta por sí sola pertenece al pueblo de Jack/ Mickey (Valle Feliz), y con sus canciones mantiene la fortuna y la prosperidad. El gigante Willie roba el arpa "porque era cruel y egoísta, y no le importaba lo que le pasara al valle", causando la sequía, la muerte de cultivos y ganado, el hambre y la desesperación. Mickey y los otros, que llegan accidentalmente al castillo del gigante (incluso llaman a la puerta con gran cortesía) se limitan a recuperarla al ver que está allí, y excepto un poco de comida, no cogen nada más; no hay sacos de monedas ni gallina de los huevos de oro. Otros elementos de la historia se modifican en favor de la animación: en vez de vivir con su madre, Mickey vive con Goofy y Donald, lo que da pie a las torpezas del primero y las pataletas del segundo; y no muestra la escena en que Mickey cambia la vaca por las habichuelas, pero en cambio se explaya en el crecimiento de la planta durante la noche, mientras los protagonistas duermen confiadamente sin darse cuenta de que se están elevando a cientos de metros sobre el suelo. También suprime la figura de la esposa del gigante, y le otorga a éste unos poderes de transformación que, aparentemente, solo sirven para que Mickey idee un plan que acaba fracasando; después de esto, el gigante no vuelve a utilizarlos para nada, incluso cuando podría haberse convertido en ave para salvarse al caer de la planta.

    La animación no es extraordinaria pero sí correcta, y presenta algunos rasgos curiosos: en la canción "My, what a happy day", la primera del corto, aparecen siete cuervos (interpretados por The King's Men) que nos recuerdan inmediatamente a los de Dumbo, y el peinado del arpa de oro es el exactamente el mismo que el Hada Madrina le dará a Cenicienta tres años después. Un detalle que me hizo mucha gracia es que cuando Donald, enloquecido por el hambre, pretende matar a la vaca para comérsela (olvidando el hecho de que los patos son herbívoros), las puntas de la servilleta que lleva atada al cuello asoman por detrás de su cabeza como los cuernos de un demonio. Otro detalle interesante - y un tanto siniestro, teniendo en cuenta que solo hacía dos años que había terminado la Segunda Guerra Mundial - es que el entorno de Valle Feliz es absolutamente medieval, pero, cuando las libélulas del jardín del gigante pasan por encima de los protagonistas, suenan como aviones, y el propio Donald finge que les dispara apuntándoles con las manos imitando una ametralladora.

    (Termina en el siguiente comentario).

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  6. Al igual que "Bongo", el otro corto que lo acompaña, "Mickey y las habichuelas mágicas" también está narrado, pero contiene abundantes diálogos tanto de los personajes del cuento como de los actores que presentan la historia: la niña actriz Luana Patten (que había sido una de las protagonistas en la ahora-no-políticamente-correcta Canción del Sur, un año antes), el ventriloquista Edgar Bergen... y sus dos muñecos, Charlie y Mortimer. Y personalmente, lo que más de ha gustado de todo el corto son las sarcásticas réplicas de Charlie a la narración de Edgar:

    EDGAR: Es una historia que todo el mundo debería conocer.
    CHARLIE: Lo que no significa que todo el mundo deba contarla. Y me refiero a ti.
    EDGAR: La contaré de todos modos. Hace mucho, mucho tiempo...
    CHARLIE: Creo que voy a darle cuerda al reloj de sol.
    EDGAR: Tú te quedas aquí. Hace mucho, mucho tiempo...
    CHARLIE: Qué raro que nunca pase nada hoy en día.
    EDGAR: ...existía un lugar llamado Valle Feliz. Se llamaba Valle Feliz porque todo el mundo que vivía allí era feliz.
    CHARLIE: NO. Eso es lo que se llama un golpe de lógica.

    También aparece Jiminy Cricket, procedente del corto anterior, pero en éste apenas interviene; se limita a escuchar el cuento de Edgar mientras come y bebe, haciendo solamente algún comentario. Y en un final inusual tras la muerte de un villano, el gigante Willie reaparece para preguntar a los actores de imagen real si han visto a Mickey, y después sigue dándose un paseo por Los Ángeles, incluso haciéndose con un sombrero nuevo. Esta versión de Disney, en fin, es entretenida, con más acción y peripecias que la historia original, y cumple su función de recrear el cuento clásico con los personajes que también estaban en camino de ser clásicos.

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  7. Es normal que los cuentos antiguos se adapten a los nuevos tiempos. Si se volvieran a publicar tal como escribieron originalmente, serían invendibles, que a fin de cuentas es de lo que se trata. Hay que tener presente que en la época en la que se escribieron, un niño que acompañaba a su madre al mercado a hacer la compra podía encontrarse en medio de la plaza a un hombre atrapado en un cepo desde hacía días, muriéndose de hambre, gimiendo de dolor por su forzada postura, y apestando por haberse orinado y defecado encima varias veces. O directamente pasar junto a un poste con los cuerpos ahorcados de varios ladrones meciéndose y goteando envueltos en una nube de moscas. Eran niños acostumbrados a una brutalidad y un nivel de violencia que hoy en día, en un país relativamente seguro como el nuestro, nos resulta difícil de imaginar. Que el héroe de un cuento sea un niño pobre y sin estudios que roba e incluso mata para lograr enriquecerse y llevarle dinero a su madre puede parecer extraño hoy en día. En el momento en que este tipo de historias comenzaron a circular de forma oral (muchas no se pusieron por escrito hasta mucho tiempo después) lo que se contaba en ellas era todavía una realidad cotidiana, que se adornaba dándole un aire de aventura para hacerla mas asumible.

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