31/01/2021

Saborear el agua de Taneda Santôka

 

Ediciones Hiperión. Poesía.
1° edición 2014
159 páginas

Sinopsis:
Santôka es el heredero de una larga tradición de poetas vagabundos en un siglo como el XX que ya apenas permitía ese modo de vida. Su poesía lo consagra, además, como el último de los clásicos japoneses, el poeta actual más citado y leído, omnipresente en librerías y editoriales niponas, comparable en reconocimiento general a lo que podría ser Federico García Lorca en España.
La razón de la popularidad de Santôka está en su carácter simbólico. Santôka no es sólo el genio del haiku sin metro fijo; es mucho más. Es una muestra de cómo lo antiguo puede vivir en lo moderno, un espejo en el que a pesar de todo hay que mirarse, un ejemplo de cómo transformar el fracaso en aprendizaje espiritual, y hasta un mártir del amor a la libertad de uno mismo, al propio camino, sin objeto, sin orgullo. Santôka no es un héroe nacional; es un hombre que transforma en poesía mística lo que otros considerarían las circunstancias materiales de una vida miserable.


Lo que más me ha gustado del libro son los primeros capítulos que a modo de introducción nos explica qué son los haikus, los tipos de haikus, quién fue Santôka y cómo es su estilo. 
Después, dividido en temáticas, encontramos 100 haikus del autor, algunos acompañados de una nota al pie para entender el contexto del haiku u otras posibles traducciones del mismo, entre otras anotaciones.
Los haikus son como fotos en palabras de un momento único que transmite algo al autor y ese momento puede ser de cualquier cosa. Soy una persona bastante sentimental, pero reconozco que no soy capaz de pararme a valorar esas pequeñas cosas de la vida y por eso la mayoría de los haiku no me han dicho nada.
Es muy triste la historia y la vida de Santôka e imagino, a lo mejor de manera equivocada, que el hecho de no tener nada es lo que te hace valorar esos momentos y ahí creo que es donde radica el principal problema de la sociedad actual, tenemos tantas cosas que no las valoramos y no les damos la importancia que se merecen.

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