Ediciones Siruela. Las tres edades.
Febrero de 2005
304 páginas
Última palabra: Colin.
Sinopsis:
Tras perder a sus padres, víctimas de una epidemia de cólera en la India, Mary Lennox, una niña enfermiza y de pésimo carácter, viaja hasta Inglaterra para vivir bajo el amparo de su tío. Su nuevo hogar, en el páramo de Yorkshire, es una inmensa mansión cuyas paredes rezuman tristeza y, sobre todo, guardan más de un misterio.
"El jardín secreto" se convirtió desde su publicación en 1910 en un clásico de la literatura infantil en lengua inglesa y ha sido considerada la obra más lograda de F. Hodgson Burnett, que alcanzó la fama como escritora tras la aparición de su segunda novela, "El pequeño lord" (1985).
Conocía la historia de haber visto la película allá en los noventa, me la regalaron en un pack junto a "La Princesita" de la misma autora, y me encantaba. No sabía (o no recordaba) que se había basado en un libro y cuando salió esta opción para seguir con el juego, no lo dudé.
Creo que es un libro atemporal (aunque los niños de hoy en día no se divierten como los del libro) y es precioso, está tan bien descrito que es como si paseases tú misma por los jardines junto a Mary. Y qué decir de Dickon, ¿quien no quiere un amigo así?
No es un libro de aventuras, es más bien una novela psicológica donde se usa el jardín y su floración como metáfora del crecimiento personal de los niños. Habla de la amistad, la bondad, la soledad, el amor, la naturaleza y, sobretodo, de los buenos pensamientos, para con uno mismo y para con los demás.
Hay ganas de volver a ver la película.
La literatura infantil del siglo XIX y principios del XX adolece a menudo de ser melodramática, idealizada o moralizante, y El jardín secreto no escapa a estos tres defectos. Las desgracias se acumulan en los primeros capítulos, se da una visión completamente romántica e idealizada de la pobreza y la vida campesina, y las tesis de la autora sobre cómo debería criarse y educarse un niño (jugando al aire libre, sin estudiar, sin profesores, sin ir a la escuela) se repiten continuamente por más claras que hayan quedado, empleándose a veces situaciones imposibles o absurdas para ejemplificarlas. Especialmente todo lo relativo a Colin es tan exagerado que el realismo de la novela se tambalea en más de una ocasión. Es también habitual en las novelas infantiles que los niños engañen a sus padres, maestros o cuidadores – crea complicidad con los lectores -, pero en este caso los adultos, si bien se retratan claramente como seres egoístas y negligentes que no se preocupan en absoluto por los niños, llegan a parecer completamente ciegos o estúpidos por sentirse desconcertados ante hechos palpables. (Continúa)
ResponderEliminarCon todo, El jardín secreto es una obra muy apreciable en muchos sentidos. No conozco muchas novelas infantiles en que los niños protagonistas estén tan bien retratados, con sus virtudes y sus defectos y su modo de interpretar la realidad que los rodea. Colin y Mary, como niños solitarios, y que nunca han ido a la escuela ni recibido clases particulares más allá de la lectoescritura, han tenido que explicarse a sí mismos todo lo que han ido conociendo, y construir su mundo a partir de sus propias ideas, sin adultos que se molestaran en inculcarles valores. Mary obtiene todo lo que quiere, sea bueno o malo, porque no reconoce ninguna autoridad por encima de su deseo; Colin considera que la ciencia es un poder mágico que se puede conjurar con oraciones y cánticos; Dickon, en la línea de otros héroes juveniles que crecen en un entorno rural como Heidi o Huckleberry Finn, apenas sabe escribir pero no cree en la necesidad de recibir una educación académica para desenvolverse en la vida. Los niños no se retratan como más puros o sabios que los adultos, pero sí con una intuición que aquellos que los rodean ya han perdido.
ResponderEliminarSin llegar a ser una Bildungsroman, ya que apenas abarca un año en la vida de los protagonistas, El jardín secreto nos muestra que los niños están en un proceso continuo de cambio y descubrimiento, y que el hecho más anodino puede significar un nuevo mundo para ellos. Aunque hacia los últimos capítulos se aleja demasiado de lo verosímil, es una novela agradable y optimista deja muy buen recuerdo.
Propongo para el siguiente eslabón de la cadena de libros:
- El diario secreto de Adrian Mole, de 13 años y 3/4, de Susan Townsend.
- El secreto del Unicornio, de Hergé.
- Jardín de Villa Valeria, de Manuel Vicent.
- El jardín vacío, de Juan José Millás.
(Seguro que más tarde me acuerdo de otros).