Ediciones B
Diciembre 1995
894 páginas
Sinopsis:
Estamos en 1982. En el Vaticano los buitres vuelan alrededor del papa moribundo Calixto IV. En un monasterio abandonado de las desoladas costas de Irlanda se descubre un documento explosivo que debe ser conocido por todos. Y en una pequeña capilla privada de Princeton, Nueva Jersey, una monja es asesinada durante sus oraciones. El padre de sor Valentina, un poderoso laico católico, encarga la investigación del asesinato de su hija a su hermano Ben. Éste, un ex jesuita escéptico acerca de la Iglesia, queda terriblemente sorprendido a medida que va investigando: ocho personas vinculadas a la Iglesia han muerto violentamente y él mismo se ve presionado para que se aparte de los asuntos eclesiásticos. Un grupo de clérigos violentos, los "Assassini", parece ser la clave de una maquinación sin precedentes en la historia de la Iglesia.
Un libro con los ingredientes típicos de la corrupción de la Iglesia, pero que sorprende y engancha. Aunque a mí el final, aunque sorprendente, me decepcionó un poco ya que pasa de ser muy descriptivo, algo lento y con diálogos interminables donde se habla todo el rato de lo mismo a acabar de golpe y porrazo. Se podría haber reducido un poco la historia, el nudo, y el desenlace explayarse un poquito más para no dejar ese sabor agridulce. Supongo que se debe a la gran investigación de años que hizo el autor y que quiso anotar todo lo que descubrió.
Hay que aclarar, que creo que la sinopsis es algo confusa, que Ben es el hermano de Valentina, no del padre de ésta, así que le pide a su propio hijo que investigue la muerte.
Son historias que se van entrelazando entre sí, por lo que hay que estar algo atento para ir quedándote con todos los personajes, y hay algún que otro salto en el tiempo, recordando épocas pasadas que tendrán gran influencia en los hechos que se narran. Lo recomiendo.
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